AUGUSTO COMTE


(Auguste Comte; Montpellier, 1798 - París, 1857) Pensador francés, fundador del positivismo y de la sociología. Con la publicación de su Curso de filosofía positiva (1830-1842), Augusto Comte apadrinó un nuevo movimiento cultural del que sería considerado iniciador y máximo representante: el positivismo. Tal corriente dominaría buena parte del siglo XIX, en polémica y algunas veces en compromiso con la tendencia filosófica antagonista, el idealismo.
Nació el 19 de enero de 1798 en Montpellier y desde pequeño siempre se interesó por los asuntos relacionados con la filosofía. Tras finalizar sus estudios en 1817, empezó a trabajar como secretario del conde Henri de Saint-Simon. Con él, Comte expandió su conocimiento sobre la filosofía y sobre el mundo que le rodeaba pero pasados 7 años, decidió que era el momento de romper definitivamente con la influencia del pensador francés y comenzar una etapa propia.
El positivismo
Augusto Comte tomó el término positivismo del que había sido su maestro, Saint-Simon, responsable de su acuñación a partir de la expresión “ciencia positiva”, aparecida en el siglo XVIII. En la historia de la filosofía, se designa con esta palabra la corriente de pensamiento iniciada por Comte; surgida en Francia en la primera mitad del siglo XIX, pronto se desarrollaría en todos los países occidentales durante el resto de la centuria.
El positivismo de Comte es un discurso complejo que comprende al menos una teoría sobre el conocimiento, una interpretación sobre el sentido de la historia y una posición política ante la sociedad. En cuanto a lo primero, el positivismo afirma que, en sentido estricto, el conocimiento lo es sólo de datos verificables o “hechos” (esto es, de fenómenos cuya regularidad puede ser contrastada al modo de, por ejemplo, una ley física o química) y que todo conocimiento, además de cierto (indudable, exacto) y sistemático, ha de ser útil, es decir, ha de traducirse no en teorías, sino en un aumento de la capacidad de control e intervención tecnológica sobre los fenómenos.
Lo que caracteriza el advenimiento de una ciencia es el paso de una explicación teológica (las causas de los fenómenos son atribuidas a divinidades), o bien metafísica (las causas de los fenómenos son abstracciones personificadas), a una explicación positiva. Un saber positivo es un saber que instituye unas relaciones entre los hechos y renuncia a la explicación absoluta; no busca las esencias ni las causas de las cosas sino las leyes que las gobiernan. La ciencia positiva aspira a saber únicamente aquello que es posible saber; es una actitud de pensamiento que sustituye la pregunta "¿por qué?" por la pregunta "¿cómo?".
FUENTES CONSULTADAS:


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